
CLINICA PEDIATRICA
COOPERACIÓN INTERNACIONAL Y AYUDA HUMANITARIA




Una leyenda transmitida de padres a hijos relata que, hace casi 300 años, varios jóvenes de la etnia jie se adentraron en el valle de Tarash en busca de un buey que habían perdido. Allí encontraron a una anciana que recogía fruta de los árboles y quedaron impresionados por las riquezas naturales del lugar que acababan de encontrar. De vuelta a su comunidad, comentaron su descubrimiento a otros jóvenes de la zona y decidieron instalarse allí, atraídos por la abundancia de las riquezas de aquel lugar. Era el inicio del pueblo Turkana, el mismo que hoy se agarra a la vida en una tierra inhóspita y seca de 68.680 kilómetros cuadrados en el norte de Kenia, en la frontera con Sudán del Sur, Uganda y Etiopía.
Esta desértica región es habitada por 1.300.000 personas principalmente de la etnia Turkana. Una población cuya economía está basada principalmente en la ganadería familiar (cabras, burros y camellos) y en la que cualquier otra forma de actividad económica es inexistente. La vulnerabilidad de esta población viene determinada por el espectacular efecto que el cambio climático ha producido en la región (entre 2-3º de aumento de la temperatura media desde 1950) y la escasa capacidad que tiene la población para superar estos cambios debido a las prácticamente inexistentes infraestructuras tanto físicas (carreteras, infraestructuras de suministro de agua, electricidad, etc), como de servicios (sanidad, educación, seguridad alimentaria, etc).
Salvando alguna lluvia esporádica y corta, la región ha visto desaparecer sus temporadas de lluvia casi por completo durante los tres últimos años. En una comunidad seminómada y totalmente dependiente del ganado, el cambio climático ha puesto a este pueblo al borde de la extinción.
África, que apenas emite gases de efecto invernadero –solo un 3% del total mundial–, es el continente que más sufre las consecuencias del calentamiento global. En medio de esta dramática sequía, las mujeres del pueblo Turkana se aferran a la quema de árboles para obtener carbón que más tarde podrán vender y obtener unas pocas monedas para subsistir. Esta actividad es una solución a corto plazo, pero contribuirá a acelerar la deforestación y el calentamiento global en África. La variación climática global, cuyas consecuencias sufren en mayor grado los países más empobrecidos, ha acelerado la desertificación y la deforestación en lugares como Turkana. Prácticas como la tala de árboles no hace más que multiplicar el problema de forma exponencial.


LAS CAUSAS
El aumento de la temperatura media y la consiguiente desertificación del territorio debido a las emisiones globales de gases de efecto invernadero y el consiguiente cambio clímatico con un aumento de la temperatura media de 2-3 grados en los últimos 60 años.
La sequía tiene una repercusión en la escasez de agua a nivel de comunidad y la consiguiente reducción de alimentos disponibles ocasionando una crisis alimentaria que a su vez genera graves problemas de desnutrición e influye en las enfermedades infecciosas como la diarrea y el cólera.
La escasa o nula inversión en infraestructuras del gobierno de Kenia, durante años, tales como carreteras, centros sanitarios, escuelas, etc... ha producido una inexistente actividad económica basada casi exclusivamente en la ganadería menor que se ve afectada por la escasez de agua.
Muy baja capacidad de resilencia de la población ante los cambios y/o catastrofes naturales.
LOS EFECTOS
Datos Unicef
El índice de pobreza infantil llega hasta el 94,3% de la población, la cobertura sanitaria solo alcanza al 7% de la población infantil, solo el 30% de la población infantil menor de un año esta inmunizada, solo el 18,1% sabe leer y escribir, el 60% no tienen acceso al agua segura y la prevalencia del HIV es del 8,7%.
Datos Gobierno de Kenia
· Los indices de desnutrición se mantienen igual desde hace 3 décadas (2.8 millones de niños 35% de la población infantil en Kenia).
· 19.000 niños mueren cada año por desnutrición.
· La falta de vitamina A produce 10.000 muertes más al año.
· La imposibilidad de amamantar a los niños produce 11.000 muertes más al año.
· Si hasta el 2030, la prevalencia de la desnutrición no mejora, 430.000 niños morirán.
· 90.000 niños nacen cada año con diferentes grados de retraso mental debido a la deficiencia de yodo.
NUESTRA SOLUCION
Nuestro trabajo se basa en garantizar el acceso a los Derechos Humanos a la población local infantil (Derecho a la sanidad, a la educación, a tener una vida digna, a la alimentación, etc) utilizando como guía de trabajo la Convención de los Derechos del Niño y la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Nuestras acciones giran en torno al centro que hemos establecido en la localidad de Lokitaung en la región de Turkana norte.
Por un lado trabajamos en las causas directas del problema con la construcción de infraestructuras sanitarias, educativas, de acceso al agua potable, etc. para garantizar el acceso a la población infantil a estos servicios hoy en día inexistentes o muy pocos desarrollados, trabajando en el aumento de la resiliencia de la población local.
De la misma forma trabajamos en el desarrollo de programas de compensaciones de gases de efecto invernadero que permitan ir revirtiendo la situación muy lentamente (ver nuestra sección sobre cambio climático).
Por otro lado trabajamos en los efectos demoledores que producen las causas antes descritas, con el desarrollo de diferentes iniciativas:
En el área sanitaria, nuestro centro de atención pediátrico presta atención sanitaria básica a la población infantil. La respuesta en salud incluyen la atención sanitaria y los suplementos alimenticios así como el control de las epidemias.
En el área de nutrición nuestros programas trabajan en paliar los efectos destructivos de la desnutrición en la población infantil.
En el área educativa, actualmente trabajamos en la financiación para la construcción de una pequeña guardería para niños de entre 0 y 5 años.
En el área de asistencia social, nuestros servicios sociales atienden las necesidades de la población (principalmente madres embarazadas y sin recursos) ofreciéndoles la asistencia necesaria tanto para llevar adelante el embarazo como el seguimiento posterior de la madre y los bebes.
PRESUPUESTO ANUAL
140.000 €
POBLACION INFANTIL ANTENDIDA (anual)
8.000
FINANCIADORES
varios financiadores privados y publicos
SOCIO LOCAL
